jueves, 20 de diciembre de 2012

Teoría del Caos

Estando previsto el fin del mundo para mañana me parece apropiado publicar esto hoy.
Solo por si acaso...




¿Conoces eso de la Teoría del Caos?

Esa que dice que el aleteo de las alas de una mariposa frente a la costa puede producir un tornado en la otra parte del mundo.

Es abrumador pensar que cada uno de nuestros actos pueda desencadenar un caos en cualquier lugar del planeta.

Yo soy un experto en calentarme la cabeza con este tipo de cosas. Con como afectaran mis acciones al resto del mundo, de imaginar todos los escenarios posibles, de considerar todas las posibles repercusiones, etc… Aunque al final termino exhausto y termino actuando de malas maneras…

Por eso, a veces, es bueno dejarse llevar, bajar el volumen de nuestras dudas, pender fuego a nuestra carta astral, hacer la señal de la victoria cuando nos arrastre el huracán, guiñarle un ojo a un gato negro y dejar escrito un buen epitafio en una servilleta de bar… pues nadie sabe qué puede pasar…

Peraltucho

sábado, 1 de diciembre de 2012

Aquellos maravillosos años


En aquellos tiempos era difícil pensar con claridad. Éramos mucho más jóvenes que ahora, con todo lo que eso conllevaba. Actuábamos como si conociésemos algún tipo de verdad que nos hacía superiores al resto de la humanidad, como si fuésemos más listos, más especiales o más libres que cualquier otra persona. 
Estaba bien sentirse de aquella manera.

Por aquel entonces éramos auténticos pueblerinos, unos paletos,  unos catetos de primera categoría, pero aun no lo sabíamos. Nos gustaba ir las noches de verano a las ruinas de lo que en el pueblo decían que antaño fue un castillo, pero que ahora solo era un viejo muro en lo alto de una colina. Allí bebíamos, fumábamos, reíamos, mientras a nuestros pies se iluminaba el pueblo que nos había visto crecer. Hablábamos de como pensaban las mujeres, como nos veían, como conquistarlas… cuando más de la mitad de nosotros no habíamos besado siquiera a una.

No teníamos ni puñetera idea de lo que hacíamos, de lo que decíamos, pero siempre teníamos la sensación de que todo nos iría bien, de que nada podría detenernos, de que no había nada superior a nosotros… Bendita ignorancia.

Han  pasado diez años desde aquellos primeros veranos de rebeldía. Muchas cosas han pasado desde entonces.
Nos hicieron caer a golpes de nuestras atalayas.
Nos dimos cuenta de que el mundo se extendía mucho más allá de lo que nos permitía ver aquel castillo en ruinas.
Nos partieron la cara más veces de las que podemos recordar.
Nos partieron el corazón más veces de las que queremos recordar.
Con el paso del tiempo en vez de aprender más cosas sobre las mujeres parece que cada vez sabemos menos de ellas.
La mayoría de nuestros sueños terminaron siendo eso… solo sueños…
Cambiaron nuestras prioridades.
Cambió nuestra manera de actuar.
Nos volvimos más cínicos.
Nos volvimos más humildes.
El futuro con el que tanto soñábamos y del que esperábamos tantas cosas terminó por convertirse en un presente muy diferente al esperado.

Todavía no he terminado de asumir que ahora soy un hombre con trabajo.
Con un horario.
Con un despacho.
Con un jefe.
Pero a pesar de todo, algunas noches subo con un par de cervezas a la azotea de mi edificio y me reclino sobre la cornisa mientras bebo tranquilamente y disfruto de la ciudad.
De sus luces.
De sus ruidos.
Y me acuerdo de lo gilipollas que era hace diez años y sonrío pensando en lo que pensará de mí el hombre que seré dentro de otros diez.

Peraltucho

jueves, 22 de noviembre de 2012

martes, 6 de noviembre de 2012

Lo que me mata


Lo que me mata no es que dijeses que ibas a llamar y nunca llamases.
Lo que me mata no es que te fueses sin despedirte.
Lo que me mata no es que no cumplieses ninguna de tus promesas.
Lo que me mata no es que hayas conseguido olvidarte de mí.
Lo que me mata no son tus silencios.
Lo que realmente me mata es el hecho de que eres feliz, y no es gracias a mí.

Peraltucho

domingo, 14 de octubre de 2012

No hay un minuto del día...



Puede que yo no pase un minuto del día sin pensar en ti, pero tú deberías tomarte un minuto para escuchar al maestro Lapido:


lunes, 1 de octubre de 2012

Declaración de amor desesperado


Seguramente no hayas reparado en mi existencia.
En parte es culpa mía, lo admito, siempre se me ha dado bien pasar desapercibido.
Además debo confesar que me gustaba.
Hay quien necesita ser el centro de atención, quien necesita ser alabado, quien necesita sentirse importante.
Nunca he sido de esos.
Siempre he creído que mi sitio estaba en un discreto segundo plano.
Desde que tengo memoria nunca he sido el más guapo, ni el más inteligente, ni el más simpático de todos cuantos me rodeaban.

Y aun así aquí estoy yo.
Y aun así aquí estás tú.
Leyendo las palabras de alguien que se ha considerado siempre un mediocre.
Pero ya estoy cansado.
Cansado de conformarme.
Cansado de ver como otros devoran mi parte de pastel.
Y esto no significa que quiera ser el centro de atención de todo el mundo, ni que quiera ser alabado, ni que necesite sentirme importante.
Esto significa que quiero ser el centro de atención de todo TU mundo.
Quiero que me conozcas.
Quiero que me comprendas.
Quiero que formes parte de mi vida.
Quiero que un día llegues y me digas “Te amo por lo que haces”.

Empecé haciendo esto por términos egoístas, para sentirme mejor conmigo mismo, para superar mis peores momentos, y acabé, sin darme cuenta, haciéndote participe de ello.
 Llevándote conmigo de viaje por mis pensamientos.
Y ojalá te haya ayudado en algo.
Ojalá en algún momento te haya hecho llorar.
Ojalá en algún momento te haya hecho sonreír.
Y ojalá me creas cuando te digo que voy a esforzarme por cambiar.
Voy a esforzarme por levantarme con una sonrisa a diario.
Voy a esforzarme por volver a tener corazón.
Y sobre todo voy a esforzarme por conseguir que termines enamorándote de mí.

Peraltucho

sábado, 8 de septiembre de 2012

Romper en caso de emergencia



¿Sabes de esa sensación de que a menudo todo el mundo es más sensible que tú?
Esa abrumadora sensación de que todo el mundo vive más intensamente que tú.
Que respiran más intensamente que tú.
Que sienten más intensamente que tú.
Que aman más intensamente que tú.
Esa sensación de que el día a día puede contigo, de que falta algo y no sabes el qué.
Para situaciones como esas debería haber corazones de emergencia.

Peraltucho.

martes, 4 de septiembre de 2012

Suicidio Cuántico


Mark Oliver Everett.
Puede que este nombre no te diga nada.
Puede que no sepas quién es ni qué ha hecho en la vida, pero nuestra historia comienza con él.
 Mark Oliver Everett es uno de mis artistas favoritos. Lo conocí una tarde en Granada cuando un amigo me puso en su casa el vinilo de “Hombre Lobo”. Lo escuchamos de principio a fin. Los dos sentados en la habitación mirando al techo mientras seguíamos el ritmo de la música con los pies. Cuando la aguja llegó al final de la cara B, me giré hacia él y le pregunté ¿Qué más tienes de este tío? Y me pasó todos los discos que tenía de él. El grupo en el que cantaba, componía y tocaba casi todos los instrumentos que puedas imaginar se llamaba (y se llama) Eels. Me atrapó de sobremanera. Me puse a buscar que más había de este hombre y descubrí que había escrito un libro, “Cosas que los nietos deberían saber”. Así que salí a la calle a comprarlo. A día de hoy sigue siendo de los libros que más me han gustado en mi vida.

El caso es que leyendo ese libro descubrí que el padre de Mark era el físico norteamericano Hugh Everett, el científico que propuso la teoría de los Universos Paralelos. Trataré de explicaros en qué consiste esta teoría:
Imaginad que lanzáis una moneda al aire.
Puede que salga cara o puede que salga cruz.
Tenéis un cincuenta por ciento de posibilidades de que ocurra cualquiera de las dos opciones.
 Esta teoría nos dice que en el momento que la moneda toca el suelo el universo se divide en dos.
En uno saldrá cara, y en el otro saldrá cruz.
 Ahora imaginaros que aplicásemos este mismo razonamiento a todas las decisiones que podamos tomar desde que nacemos. Habría infinitos universos paralelos. La teoría de Hugh iba más lejos y era mucho más compleja pero a grandes rasgos era eso.

La teoría de los Universos Paralelos es algo que siempre me ha fascinado, pues las posibilidades que plantea son infinitas y cualquier decisión que pudieses haber tomado en el pasado hubo una parte de ti que la tomó y que siguió adelante con ella. Puede que haya en otro universo otro yo que sea un escritor de éxito, o piloto de avión, o presidente, o un asesino en serie, etc… si eres capaz de imaginarlo existirá en otro universo.

En base a esta teoría se creó otra “sub-teoría” a la que se llamó “Suicidio Cuántico”. Esta teoría dice que, si damos por cierta la teoría de los Universos Paralelos, nunca podríamos morir. Me explico. Si cogiésemos un revolver que tuviese nada más que la mitad de las balas y jugásemos a la ruleta con él, tendríamos un cincuenta por ciento de pegarnos un tiro, pero lo que nos dice la teoría de los universos paralelos es que en un universo moriremos y en otro seguiremos vivos. Como uno debe ser consciente de su propia existencia por muchas veces que repitamos este proceso nunca podríamos volarnos la cabeza, siempre terminaríamos en el universo donde sobrevivimos.

Y aunque parezca una tontería saber todo esto me reconforta muchísimo. Sabiendo que hay infinitos universos posibles hemos ido a terminar en uno donde nuestros políticos eligieron ser corruptos, donde nos llevaron a una crisis económica, donde las guerras asolan el planeta, donde cada día parecemos ser más desgraciados, etc… pero a pesar de todo esto, a pesar de haber terminado en uno de los más ruines universos posibles, el saber que en el fondo somos “inmortales” me reconforta.

Peraltucho

viernes, 17 de agosto de 2012

Historias desesperadas

Ella no suele sonreír. Ella cree que la gente sonríe demasiado. Ella piensa que si se abusa demasiado de algo deja de ser sincero.
Él nunca ha dicho te quiero por la misma razón que ella no suele sonreír.
Ella tiene el corazón roto.
Él cree que no tiene corazón.
Ella vive en un cuarto piso. Todas las mañanas antes de salir, se mira al espejo y se da ánimos a sí misma. Todas las mañanas para en el segundo piso a secarse las lágrimas.
Él no sabe andar por la calle sin llevar sus cascos puestos. Él suele andar mirando siempre al suelo. A él le incomoda estar rodeado de mucha gente, por eso todos los días coge el metro dos paradas más lejos de su casa y se baja dos paradas antes de llegar a su trabajo.
A ella le encanta el “Trópico de Cáncer” de Henry Miller.
Él es más de “Música de cañerías” de Charles Bukowski.
Ella es rubia.
A él le suelen gustar las morenas.
A ella le gustan los hombres bien afeitados.
A él le gusta dejarse la barba.
Ella tiene los ojos marrones.
Él los tiene azules.
A ella le gusta escuchar vinilos de Bob Dylan.
A él le gusta ir al rio a leer.
A ella le gustan los gatos.
A él le dan miedo los perros.
A ella le gusta el té verde.
A él le gusta el café solo.
Ella a veces coincide con su vecino de enfrente. Su vecino de enfrente sabe que tiene el corazón roto y espera poder aprovecharse de ello. Ella teme que un día lo consiga.
Él tiene poca autoestima y deja escapar a mujeres por pensar que no es lo suficientemente bueno para ellas.
Ella cree que algún día encontrará el amor.
Él cree que no merece encontrar el amor.
Ella empieza a reparar su corazón.
Él empieza a cansarse de tenerse tanto asco.
Ella consigue llegar a la segunda planta sin llorar.
Él consigue mirar al cielo de camino al trabajo.
Ella ve un chico con ojos azules en el metro.
Él ve a una chica rubia sentada justo enfrente.
Ella le sonríe.
Él piensa “te quiero”.

Peraltucho

Publicado originalmente en http://www.contra-escritura.com/2012/2822

martes, 17 de julio de 2012

domingo, 24 de junio de 2012

A line in the dirt

Estoy sentado en el suelo, con la espalda contra la puerta del cuarto de baño y la cabeza mirando al techo. Ella está al otro lado de la puerta, supongo que también sentada y apoyada contra la puerta. ¿Quieres estar sola? Durante un instante duda. No, no quiero estar sola. Después pasamos un rato callados. Está a solo unos centímetros de mí, pero parece que nos separase un océano. Mi mente divaga, pienso en el momento que nos conocimos. Pienso en ella tumbada en mi cama. Pienso en la primera vez que la bese. Pienso en la última vez que lo hice. Pienso en la extraña mancha del techo, parece una especie de corazón. Pienso en cuanto tiempo llevamos sin hablar y entonces digo lo que ambos estamos pensando. Creo que este es el final. Ella no contesta. ¿Crees que hay posibilidad de arreglarlo? Es demasiado tarde. Ella se derrumba. A través de la puerta la oigo llorar. Ojalá pudiese llorar, nunca he podido hacerlo. Creo que eso sería de ayuda. Me desahogaría un poco. Pero no puedo. Después pienso en sus palabras. No puedo entender como puede ser tarde para darle una segunda oportunidad a una relación. Su voz interrumpe mis pensamientos. He estado dándole vueltas, sé que mi corazón quiere estar contigo, pero mi cabeza me dice que no es buena idea, voy hacer caso a mi cabeza. No contesto. Me enciendo un cigarro. Fumo tranquilamente mientras miro la mancha del techo, ahora se me antojaba con forma de pistola. Termino el cigarro. Sigo pensando en sus palabras. Supongo que el problema de base es que yo tengo un concepto del amor muy idealizado y la idea de seguir lo que dicta tu cabeza en lugar de lo que te dice el corazón me parece como poco ridícula. Su voz vuelve a interrumpir mis pensamientos. ¿Sigues hay? Si, aquí sigo. Duda un poco antes de volver a hablar. ¿Crees que podremos ser amigos? Una irónica sonrisa se me dibuja en la cara. Por un momento pienso en mentirle y decirle que claro que podríamos ser amigos. Pero desecho esa posibilidad rápidamente. No. Ella vuelve a llorar. Enciendo otro cigarro. Vuelvo a fumar tranquilamente. Vuelvo a perderme en mis pensamientos. Termino el cigarro. Me levanto y miro fijamente la puerta. Pongo la mano sobre la madera. Me quedo unos segundos pensando en ella. Me sacudo un poco los pantalones y me marcho para no volver. Antes de salir de allí me giro y miro fijamente a la puerta del cuarto de baño. Que te vaya bonito.

 Peraltucho.

martes, 1 de mayo de 2012

No hay vuelta atrás...

El camino del amor al odio es solo de ida...

domingo, 22 de abril de 2012

Pequeña Historia Sobre Mi



Este soy yo. De vez en cuando, me gusta imaginarme como un príncipe en harapos. Me gusta pensar que debajo de la pinta de de dejado, de toda la ropa destrozada, de todo lo que se ve a simple vista hay algo más... hay algo bonito... aunque hay que saber verlo...



Esta es mi autoestima. No es muy grande. Tampoco es muy valiente. Pero es bueno saber que anda por ahí...



Este es uno de mis ojos. Mis ojos son lo que mas me gustan de mi. Son mi carta de presentación. Me hacen sentirme un poco más diferente, y eso me gusta.



Me gusta tener barba. Me hace sentir mas seguro. Sin ella me siento desnudo. Hace un poco de escudo entre mi y todo lo que me rodea.

jueves, 12 de abril de 2012

lunes, 26 de marzo de 2012

Electro-Shock Blues



A la hermana de Mark la ingresaron en un centro psiquiátrico. Como terapia los médicos le dijeron que escribiese 100 veces en una libreta "Estoy bien". Cuando llegó a la 101 escribió "No estoy bien". Elizabeth terminó suicidándose.

lunes, 19 de marzo de 2012

Ideas



La frase es del gran José Ignacio Lapido.

miércoles, 14 de marzo de 2012

martes, 6 de marzo de 2012

Beginners



Cada día que pasa creo que me parezco más al protagonista de Beginners... no se si eso es bueno o es malo.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Salitre Again




No creo que me canse nunca de escuchar el Salitre 48 del gran Quique González.

martes, 21 de febrero de 2012

Equilibrio



Visto que últimamente no estoy muy inspirado con mis textos he decidido ir colgando pequeños dibujos como el de arriba para no dejar muy abandonado el blog. Quiero colgar uno a la semana, más o menos, pero yo soy mucho de decepcionar... Así que si alguna semana no subo... No os enfadéis mucho jeje

Espero que os guste!

viernes, 20 de enero de 2012

Sentimientos encontrados

De lo que hablamos es de esa sensación de velocidad, del agradable mareo que te embriaga cuando menos te lo esperas, del incomprensible sentimiento de culpa que te hace querer ser golpeado hasta quedar inconsciente, del sorprenderte sonriendo al techo, de los amaneceres etílicos con otros de tu calaña, del disfrutar de los placeres más absurdos de la vida, de las miradas furtivas, de la añoranza, de la ilusión, del fugaz ataque de optimismo, del gris devenir de los días, del pasar de todo, del no dejar de pensar en nada, del agotador cálculo de posibilidades del futuro, de intentar aprovechar el momento, de poder encontrar el movimiento alegro del día, de esas ganas de correr y escapar de todo, de querer gritar al mundo, de querer perder el sentido, de intentar comprenderte ante el espejo, de darte por vencido en una barra, de disfrutar caminando en la ciudad, de recordar que a veces manda el corazón, de buscarnos en la multitud, de estar loco, de esquivar la realidad, de perderte entre tus pensamientos. De lo que hablamos, en resumen, es de esos sentimientos encontrados.

Peraltucho