Él nunca ha dicho te quiero por la misma razón que ella no suele sonreír.
Ella tiene el corazón roto.
Él cree que no tiene corazón.
Ella vive en un cuarto piso. Todas las mañanas antes de salir, se mira al espejo y se da ánimos a sí misma. Todas las mañanas para en el segundo piso a secarse las lágrimas.
Él no sabe andar por la calle sin llevar sus cascos puestos. Él suele andar mirando siempre al suelo. A él le incomoda estar rodeado de mucha gente, por eso todos los días coge el metro dos paradas más lejos de su casa y se baja dos paradas antes de llegar a su trabajo.
A ella le encanta el “Trópico de Cáncer” de Henry Miller.
Él es más de “Música de cañerías” de Charles Bukowski.
Ella es rubia.
A él le suelen gustar las morenas.
A ella le gustan los hombres bien afeitados.
A él le gusta dejarse la barba.
Ella tiene los ojos marrones.
Él los tiene azules.
A ella le gusta escuchar vinilos de Bob Dylan.
A él le gusta ir al rio a leer.
A ella le gustan los gatos.
A él le dan miedo los perros.
A ella le gusta el té verde.
A él le gusta el café solo.
Ella a veces coincide con su vecino de enfrente. Su vecino de enfrente sabe que tiene el corazón roto y espera poder aprovecharse de ello. Ella teme que un día lo consiga.
Él tiene poca autoestima y deja escapar a mujeres por pensar que no es lo suficientemente bueno para ellas.
Ella cree que algún día encontrará el amor.
Él cree que no merece encontrar el amor.
Ella empieza a reparar su corazón.
Él empieza a cansarse de tenerse tanto asco.
Ella consigue llegar a la segunda planta sin llorar.
Él consigue mirar al cielo de camino al trabajo.
Ella ve un chico con ojos azules en el metro.
Él ve a una chica rubia sentada justo enfrente.
Ella le sonríe.
Él piensa “te quiero”.
Peraltucho
Publicado originalmente en http://www.contra-escritura.com/2012/2822
No hay comentarios:
Publicar un comentario