lunes, 16 de febrero de 2015

El pájaro azul (Capítulo 2)

CAPÍTULO 2

"Yo he preferido hablar de cosas imposibles,
porque de lo posible se sabe demasiado."

Resumen de noticias - Silvio Rodríguez


Blanca nació en un pueblo sin color.
Tampoco tenía nombre.
No aparecía en los mapas.
Nadie recordaba su existencia.
En aquel lugar solo existía el blanco y el negro.
No había cabida ni para un triste tono gris.
Ninguna carretera llegaba aquel sitio.
Perdido, encerrado, escondido en las montañas, los habitantes de aquel pueblo vivían sus pacíficas vidas.

Aquel extraño lugar era, de un modo raro y perverso, totalmente autosuficiente.
Cada ciudadano parecía conocer desde tierna edad cual era su cometido en el pueblo.
No había ni un solo habitante que dedicase esfuerzos a una tarea superflua.
En aquel pueblo no existían los músicos, escritores, cineastas, filósofos, ni cualquier otra persona que no desempeñase un papel estrictamente esencial en la supervivencia de aquel pueblo.

Allí nació Blanca.
Lo más normal es que el destino de Blanca hubiese sido ser panadera, frutera, lechera, ganadera o cualquier otro trabajo que hubiese ayudado a aquel pueblo tan especial.
Pero nada de eso ocurrió.
A la semana de su nacimiento, 27 pájaros azules se posaron en la ventana de cierto hospital a cientos de kilómetros de allí.
Puede que fuese casualidad, o puede que fuese alguna señal del destino.
Nadie lo sabe.
A nadie le importa.
Pero aquel día.
El día en el que cumplía una semana de vida.
El día en el que 27 pájaros azules decidieron posarse en la misma ventana.
Ese día, los labios de Blanca se tornaron del rojo más intenso que nadie pudiese imaginar.
De esta forma quedó marcado el destino de Blanca.
De esta forma cambió la rutina de aquel tranquilo y extraño pueblo.

De esta forma se le negó la posibilidad de una infancia normal en un pueblo sin color.


Peraltucho