Hay veces que el sin sentido del día a día, el vaivén de las mañanas y las noches acaba con mi paciencia. Hay veces en los que solo me apetece abrir bruscamente una ventana y gritar con todas mis fuerzas en lugar de sentarme y observar a través de sus traslúcidos cristales que el mundo avanza implacable sin percatarse de mi presencia. Hay veces que camino por la fría urbe escuchando música y me entran unas inexplicables ganas de salir corriendo, dejar todo atrás, de dejarme llevar por la música, de terminar en cualquier rincón exhausto. Hay veces que la conversación con cualquier borracho me aporta mucho más que cualquier charla de los "eminentes" profesores de la universidad, la supuesta élite del conocimiento. Hay veces que un trago en silencio con un amigo me reconforta más que cualquier otra cosa. Hay veces en las que busco consuelo en labios de desconocidas. Hay veces que sé que soy único. Hay veces que me gustaría ser del montón. Hay veces en las que me gustaría poder escribir claramente todos mis pensamientos en papel. Hay veces que me asusta leerlos. Hay veces que hago mal a sabiendas. Hay veces en las que miento. Hay veces que debería mentir. Hay veces que pienso que los días siguientes seguirán siendo terribles y grises. Hay veces que pienso que los días que están por venir abrirán ventanas a la esperanza. Hay veces que simplemente escribo por escribir.
Peraltucho
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