martes, 3 de diciembre de 2013

Anatomía de un edificio

1º A
La llamamos Cenicienta. Lleva el bar de la esquina. En algún momento debió de ser una de las mujeres más bellas de la ciudad. Esos días quedaron muy atrás. Ahora sus arrugas solo cuentan una triste historia del pasado. Todas las noches cierra su bar a las 12. Enciende un cigarrillo. Y espera a su príncipe azul mientras se lo fuma. Él nunca viene, pero ella todavía conserva la esperanza de que algún día aparezca detrás de aquella nube de nicotina.

1º B
El párroco hace tiempo que perdió la fe. Sus sermones ya no convencen a nadie en esta escalera. En algún momento perdió el control de su vida. Creyó que la fe lo salvaría. Que su Dios no lo abandonaría a su suerte. Hace una semana que le cortaron la luz. Ahora se sienta a oscuras en su sillón. Sostiene en una mano una biblia y en la otra un arma. Está furioso con el mundo.

2º A
El saxofonista toca su triste melodía. Cuentan que vendió su alma en un cruce de caminos. La cambió por un talento único. Ahora pasa las noches en vela. Echando de menos esos preciosos 21 gramos. Toca para los gatos del lugar. Los gatos maúllan desde los tejados. Son sus únicos espectadores. Son sus únicos amigos.

2º B
El jugador ha perdido hasta el último centavo. La suerte nunca está de su parte. Pasa todo el día encerrado en su casa. Con los pestillos cerrados. Teme que vengan a saldar las deudas que debe. No contesta al teléfono. No abre la puerta. Lleva días sin ducharse. Una botella de Johnnie Walker es su única compañía. Le gustaría apostar a ver cuánto le queda de vida.

3º A
El amante hace tiempo que no ama. Un agujero en su pecho le impide conciliar el sueño. Esa herida que parece no cicatrizar. Esa herida que se vuelve abrir cuando hace frío. Y, últimamente, tiene la sensación de que afuera no para de nevar.

3º B
El cadáver de un viejo se pudre poco a poco. Hace casi un mes que abandonó el edificio. Nadie ha preguntado por él. Nadie lo ha echado de menos. Sobre su regazo hay un álbum de fotos abierto. Murió viviendo en el pasado. Murió en aquella época en la que fue feliz.


“Amantes, luchadores y poetas, todos aprendimos la lección: Nadie besa al perdedor”


Peraltucho


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