Todo empieza con el folio en blanco y en pensar como coño
empezar a rellenarlo y la tenue luz de la bombilla iluminando mi escritorio
iluminando el cuaderno que ella me regaló con aquella guitarra y aquel corazón
en la portada y aquella tumba en la parte de atrás que prometía que todo iba a
cambiar pero al abrirla apenas hay un par de cosas escritas su dedicación y mis
torpes intentos de rellenarla con pensamientos alegres cómo pueden ser alegres
si el mero hecho de abrirla ya evoca su triste partida y aun así consigo
escribir algo de vez en cuando aunque por suerte me sobran sitios donde
escribir sobre el escritorio otros dos blocs repletos de pensamientos y una
bolsa de papel marrón repleta de frases y versos y una pared llena de notas de
gente que es más lista que yo o al menos más elocuente pequeños destellos de
lucidez el presente es trivial y yo lo apunto en jodidas notas y desde la pared
en tonos rojos blancos y negros siguen caminando sin rumbo fijo los
protagonistas de Reservoir Dogs y a su lado los acompaña la triste mirada de Al
Pacino y la puerta del armario siempre abierta no consigue encajar y me
recuerda extrañamente a mí y miro el montón de ropa sucia y me acuerdo de que
mañana tengo que poner sin falta una lavadora y hay un motón de libros sobre la
mesilla y una caja repleta de más libros debajo de ella y un paquete de tabaco
de liar junto a cerillas papel y bolígrafos hay un montón de bolígrafos y más
cuadernos repletos de versos frases pensamientos y suena de fondo el Blood on
the Tracks de Dylan y pienso que posiblemente sea el mejor disco que he
escuchado nunca pero rápidamente vienen a mi memoria el End Times y el Mentiras
Piadosas y me es difícil quedarme solo con uno mientras de reojo miro el móvil
con la vana esperanza de que se ilumine su pantalla y un icono verde aparezca
en su esquina indicando que te acordaste de mí que pensaste en mí que me echas
de menos pero el móvil permanece impasible ante mis esperanzas así que cierro
los ojos y pienso en ti en que estarás haciendo ahora y en la calle en el bar
de la esquina unos borrachos deciden sacar una guitarra y despertar a medio
barrio y consiguen que deje de añorarte por un momento pero solo un breve
instante después vuelvo a cerrar los ojos y vuelvo a pensar en ti y me reclino
y vuelvo a imaginarte pero esta vez no eres tú y empiezo a recordar a todas las
mujeres a las que quise y a las pocas que me quisieron y sus rostros van
apareciendo lentamente y me pregunto qué habrá sido de ellas y si en algún
momento sabré tan poco de ti como ahora sé de ellas y ese pensamiento me
entristece e intento no pensar en nada solo cerrar los ojos y preguntarme si el
mundo seguirá en su sitio cuando los abra y el móvil suena y ansioso estiro la
mano para ver si te acordaste de mí pero no es así nunca te acuerdas de mí y
desilusionado tiro el móvil a la cama y me tumbo y pienso que debería pensar
alguien si pudiese meterse en mi cabeza durante tan solo un minuto sin darle
tiempo a reaccionar a respirar a tomar aliento solo entrar en mi cabeza y ver
lo que yo veo pensar lo que yo pienso y creo que se volverían locos o pensarían
que yo estoy loco que no creo que sean cosas tan diferentes y en ese momento
decido empezarlo todo con un folio en blanco pero no se me ocurre como coño
empezar a rellenarlo…
Peraltucho
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