jueves, 17 de octubre de 2013

Durante un minuto

Todo empieza con el folio en blanco y en pensar como coño empezar a rellenarlo y la tenue luz de la bombilla iluminando mi escritorio iluminando el cuaderno que ella me regaló con aquella guitarra y aquel corazón en la portada y aquella tumba en la parte de atrás que prometía que todo iba a cambiar pero al abrirla apenas hay un par de cosas escritas su dedicación y mis torpes intentos de rellenarla con pensamientos alegres cómo pueden ser alegres si el mero hecho de abrirla ya evoca su triste partida y aun así consigo escribir algo de vez en cuando aunque por suerte me sobran sitios donde escribir sobre el escritorio otros dos blocs repletos de pensamientos y una bolsa de papel marrón repleta de frases y versos y una pared llena de notas de gente que es más lista que yo o al menos más elocuente pequeños destellos de lucidez el presente es trivial y yo lo apunto en jodidas notas y desde la pared en tonos rojos blancos y negros siguen caminando sin rumbo fijo los protagonistas de Reservoir Dogs y a su lado los acompaña la triste mirada de Al Pacino y la puerta del armario siempre abierta no consigue encajar y me recuerda extrañamente a mí y miro el montón de ropa sucia y me acuerdo de que mañana tengo que poner sin falta una lavadora y hay un motón de libros sobre la mesilla y una caja repleta de más libros debajo de ella y un paquete de tabaco de liar junto a cerillas papel y bolígrafos hay un montón de bolígrafos y más cuadernos repletos de versos frases pensamientos y suena de fondo el Blood on the Tracks de Dylan y pienso que posiblemente sea el mejor disco que he escuchado nunca pero rápidamente vienen a mi memoria el End Times y el Mentiras Piadosas y me es difícil quedarme solo con uno mientras de reojo miro el móvil con la vana esperanza de que se ilumine su pantalla y un icono verde aparezca en su esquina indicando que te acordaste de mí que pensaste en mí que me echas de menos pero el móvil permanece impasible ante mis esperanzas así que cierro los ojos y pienso en ti en que estarás haciendo ahora y en la calle en el bar de la esquina unos borrachos deciden sacar una guitarra y despertar a medio barrio y consiguen que deje de añorarte por un momento pero solo un breve instante después vuelvo a cerrar los ojos y vuelvo a pensar en ti y me reclino y vuelvo a imaginarte pero esta vez no eres tú y empiezo a recordar a todas las mujeres a las que quise y a las pocas que me quisieron y sus rostros van apareciendo lentamente y me pregunto qué habrá sido de ellas y si en algún momento sabré tan poco de ti como ahora sé de ellas y ese pensamiento me entristece e intento no pensar en nada solo cerrar los ojos y preguntarme si el mundo seguirá en su sitio cuando los abra y el móvil suena y ansioso estiro la mano para ver si te acordaste de mí pero no es así nunca te acuerdas de mí y desilusionado tiro el móvil a la cama y me tumbo y pienso que debería pensar alguien si pudiese meterse en mi cabeza durante tan solo un minuto sin darle tiempo a reaccionar a respirar a tomar aliento solo entrar en mi cabeza y ver lo que yo veo pensar lo que yo pienso y creo que se volverían locos o pensarían que yo estoy loco que no creo que sean cosas tan diferentes y en ese momento decido empezarlo todo con un folio en blanco pero no se me ocurre como coño empezar a rellenarlo…


Peraltucho

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