Hay un libro titulado “Habitaciones separadas” de Luis
García Montero que contiene un poema
llamado “Aunque tú no lo sepas”.
Inspirado en este poema, Quique González compuso una canción
con el mismo nombre para Enrique Urquijo.
La canción original rezaba de la siguiente manera: “Y mi
cama se queda fría cuando te marchas.”
Cuando Urquijo la leyó le dijo a Quique: ¿Por qué no decimos mejor “Y mi cama se queja fría
cuando te marchas”?.
Era un cambio muy sutil.
Solo cambiaba una palabra.
Pero le daba un sentido mucho más profundo a todo el
conjunto, consiguiendo que, lo que apenas era una frase de relleno, se
convirtiera en el eje central de la canción.
Así era el puto Enrique Urquijo.
Pura genialidad.
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