Sueño que no te has ido.
Que me levanto y todavía sigues a mi lado.
Que nos besamos y me dejas seguir contando los lunares de tu
espalda.
Que seguimos recitándonos versos.
Que seguimos discutiendo sobre Cortázar, tú fiel defensora y
yo fiel detractor, entre risas.
Y con tu mirada. Sueño con tu tímida mirada. Con tus
preciosos ojos marrones.
Con tus carnosos labios.
Y que caminamos bajo la lluvia.
Y que seguimos queriéndonos.
Y que todo lo demás importa bien poco.
Pero despierto, y me invade el angustioso pensamiento de que
falta algo en mi interior.
Que no debería haberte dejado marchar tan fácilmente.
Que debería haber luchado más por ti.
Pero voy recordando.
Recordando que no nos quisimos tanto (no nos diste opción a
ello).
Recordando que no tenías lunares en tu espalda.
Recordando lo mucho que odio a Cortázar.
Recordando tu mirada (la cual es cierto que no puedo
olvidar).
Y, sobre todo, recordando que yo nunca salgo a la calle
cuando llueve…
Peraltucho
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