domingo, 3 de julio de 2011

Caminos secundarios

¿Sabes cuando vas conduciendo, quieres torcer hacia un lado, pones tu intermitente, giras el volante y cuando vuelves a enderezarlo suena un “click”? El “click” de la palanca del intermitente cuando ya as terminado de girar, cuando vuelves al camino recto. Me encanta ese sonido. Me hace sentir que todo encaja, que todo va según lo previsto, que todo es como debe ser. Es una de esas pequeñas manías que nos creamos para no terminar de perder el contacto con la realidad. Una de esas tonterías que te hacen sonreír.

Sonreír… de chico siempre creí que con el tiempo sería más fácil hacerlo, sería más fácil ser feliz. Pero el tiempo lo único que consiguió fue volverme más cínico, volverme más desconfiado, volverme más en el tipo de persona que no quería convertirme. Se suponía que no debería ser así. Se suponía que todo debería ser más fácil. Pobre ingenuo… Son tiempos en los que hay que ver como la gente en la que creías poder confiar te traiciona sin el más mínimo remordimiento. Son tiempos en los que sobran dedos para contar los amigos que te quedan. Tiempos de incertidumbre, donde no sabes ni a quién escuchar, ni a quién creer, ni siquiera a quién querer… Tiempos en los que ya no queda casi ninguna ilusión…

Sin embargo, y contra todo pronóstico, a menudo me sorprendo a mi mismo caminando por la calle, con mis cascos puestos, absorto siempre en mis pensamientos, con la cabeza siempre gacha, albergando en mi interior la secreta esperanza de que algún día suene un “click” que enderece toda mi vida.

Peraltucho

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