lunes, 16 de diciembre de 2013

Pequeños fracasos pasajeros

Ocurre, que uno no siempre tiene claro lo que quiere escribir, o sobre que escribir. Por ello cada vez que se me ocurre una idea, una frase, una conversación o un simple pensamiento suelo escribirlo en el lugar que tenga más a mano. Tengo facturas, ticket, etiquetas de la ropa, libretas, posit, envoltorios de comida, etc… repletos de versos. No suelo guardarlos (en el sentido estricto de la palabra) pero no los tiro, los dejo deambular entre mi escritorio, los bolsillos de las chaquetas, de los vaqueros, en maletas o donde sea que estuvieran en ese momento. Albergo la esperanza de que en algún momento esa idea feliz termine formando parte de algo más grande, de alguna historia que valga la pena leer. No todos consiguen ese cometido. Cuando busco inspiración tiro de estos retales de pensamientos. Me parecía injusto darme por vencido con algunos de ellos así que he decidido colocar esos pensamientos tal y como nacieron en esta entrada, con la esperanza de algún día conseguir darle la forma que se merecen. Yo los llamo mis pequeños fracasos pasajeros.

- Si tuviera que contarte hoy como habito el mundo, te diría que lo habito pese a los domingos, que lo hago sobreviviendo a la melancolía de los días más tristes de la semana, que lo habito con la esperanza de una semana con final feliz.

- Al final todo se reduce a cuán lejos o cuán cerca quieras hallarte de mí.

- Uno crece creyendo la mentira de que a través de la ventana de su habitación siempre podrá contemplar la luna.

- Solo esperaba que ocurriese algo transcendente y espectacular… Y apareciste tú.

- Creí haberlo superado. Creí haber cicatrizado. Pero solo fue un espejismo. Hay heridas que nunca paran de sangrar, y la mía lo hace cada vez que te alejas de mí. Se retuerce con el frío. Y últimamente, parece que fuera no haga otra cosa más que nevar…

- Se trata de ese amor incondicional que se da contra toda lógica.

- Algunos quieren cambiar el mundo, yo me conformo con trastocar el tuyo.

- Nunca escribo “tq”. Con las cosas importantes no se racanea.

- Últimamente siento más ganas de perderme que de encontrarte.

- La mayoría de la gente tenía sueños, esperanzas, cosas en las que creía, cosas por las que luchar... Yo solo tenía un lápiz y un folio en blanco... No necesitaba más...

- No hace falta estar loco para vivir en este mundo... pero ayuda....

- Las historias sobre imposibles son las que más suelen gustar, pues crean la falsa ilusión de que cualquier cosa es posible.

- De haber sabido lo que iba a pasar, tal vez me hubiera pensado mejor mis últimas palabras.

- Lo mejor es la magia y el suspense de no saber aun como voy a joder esto.

- Soy muy de apostar a cosas que tienen el fracaso asegurado.

- No me gustaría terminar con alguien como yo, sinceramente, creo que me merezco algo mejor.

- Todo lo que duele inspira.



Peraltucho

martes, 3 de diciembre de 2013

Anatomía de un edificio

1º A
La llamamos Cenicienta. Lleva el bar de la esquina. En algún momento debió de ser una de las mujeres más bellas de la ciudad. Esos días quedaron muy atrás. Ahora sus arrugas solo cuentan una triste historia del pasado. Todas las noches cierra su bar a las 12. Enciende un cigarrillo. Y espera a su príncipe azul mientras se lo fuma. Él nunca viene, pero ella todavía conserva la esperanza de que algún día aparezca detrás de aquella nube de nicotina.

1º B
El párroco hace tiempo que perdió la fe. Sus sermones ya no convencen a nadie en esta escalera. En algún momento perdió el control de su vida. Creyó que la fe lo salvaría. Que su Dios no lo abandonaría a su suerte. Hace una semana que le cortaron la luz. Ahora se sienta a oscuras en su sillón. Sostiene en una mano una biblia y en la otra un arma. Está furioso con el mundo.

2º A
El saxofonista toca su triste melodía. Cuentan que vendió su alma en un cruce de caminos. La cambió por un talento único. Ahora pasa las noches en vela. Echando de menos esos preciosos 21 gramos. Toca para los gatos del lugar. Los gatos maúllan desde los tejados. Son sus únicos espectadores. Son sus únicos amigos.

2º B
El jugador ha perdido hasta el último centavo. La suerte nunca está de su parte. Pasa todo el día encerrado en su casa. Con los pestillos cerrados. Teme que vengan a saldar las deudas que debe. No contesta al teléfono. No abre la puerta. Lleva días sin ducharse. Una botella de Johnnie Walker es su única compañía. Le gustaría apostar a ver cuánto le queda de vida.

3º A
El amante hace tiempo que no ama. Un agujero en su pecho le impide conciliar el sueño. Esa herida que parece no cicatrizar. Esa herida que se vuelve abrir cuando hace frío. Y, últimamente, tiene la sensación de que afuera no para de nevar.

3º B
El cadáver de un viejo se pudre poco a poco. Hace casi un mes que abandonó el edificio. Nadie ha preguntado por él. Nadie lo ha echado de menos. Sobre su regazo hay un álbum de fotos abierto. Murió viviendo en el pasado. Murió en aquella época en la que fue feliz.


“Amantes, luchadores y poetas, todos aprendimos la lección: Nadie besa al perdedor”


Peraltucho