Apareció como por arte de magia. Intentó buscar una
explicación racional, pero no consiguió encontrarla. En la foto se podía ver el
rostro de una bella muchacha. La miró durante horas esperando encontrar alguna
respuesta, pero no fue así. La miraba a todas horas. Le gustaba inventarse su
nombre, su pasado, su futuro juntos… Empezó a enamorarse de la idea que tenía
de ella y empezó también a obsesionarse con encontrarla. Vagaba por las calles
comparando la foto con el rostro de todas las mujeres con las que se cruzaba.
Recorría bares buscando a la chica, pero nunca la encontraba, y terminaba
ahogando penas en alcohol. Pero sucedió que sin querer se topó con otra
muchacha en su búsqueda, una de verdad. Y poco a poco fue olvidando a la mujer
de la foto y fue enamorándose de la verdadera. Fue creando recuerdos reales, y
fue experimentando sentimientos mucho más intensos que los que había imaginado
con la muchacha de la foto. Y un día
decidió que era hora de pasar página totalmente y deshacerse de la foto para
siempre, pero no pudo… Pues al volver a contemplar la foto resultó que el
rostro que aparecía, no era otro que el de su amada.
Peraltucho
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