Antes de abrir los ojos ya sé que no estás. Puedo escuchar el leve quejido del frio hueco que dejaste en el colchón. Me levanto. Dando tumbos te busco por el piso. El olor a café recién hecho juega con mis esperanzas, pero abro la puerta de la cocina y nada…. Sólo la taza aun caliente, con una marca burlona de carmín en el borde. Rendido, vuelvo a la cama y me dejo caer contra tu lado de la cama. Es entonces cuando me percato del sabor a sal de la almohada y te imagino limpiándote las lágrimas con ella mientras huyes de mi lado. Vuelvo a levantarme. Vuelvo a entrar en la cocina. Vuelvo a ver tu taza. Ya no se me antoja tan burlona la marca de carmín…
Peraltucho
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