Tengo una teoría sobre los domingos.
Creo que durante los domingos el pasado y el presente pueden “tocarse”.
Supongo que te habrás dado cuenta que el tiempo parece ir más lento los domingos.
Puedes asomarte a la ventana y saber a ciencia cierta si es domingo o no con el simple hecho de ver a que velocidad se mueven las hojas de los árboles.
Los rayos del sol parecen tardar más en llegar a la tierra durante los domingos.
Todo parece ralentizarse.
Esto se debe a que el presente no está acostumbrado a lidiar con el pasado,
y nosotros tampoco…
Por eso los domingos revivimos esos sentimientos que creíamos olvidados.
Por eso ese halo de nostalgia.
Por eso ese sentimiento de no estar donde realmente deberías.
Por eso los domingos no debes creerte ningún “te echo de menos”,
ningún “ojalá estuvieras aquí”,
Y (sobretodo) ningún “te quiero”.
Pues no serán sinceros,
serán solo ecos del pasado,
tu antiguo yo susurrándote al oído “¿Te acuerdas cuando eras feliz?”
Dicho esto,
hoy es domingo,
y te echo de menos…
Peraltucho
Creo que durante los domingos el pasado y el presente pueden “tocarse”.
Supongo que te habrás dado cuenta que el tiempo parece ir más lento los domingos.
Puedes asomarte a la ventana y saber a ciencia cierta si es domingo o no con el simple hecho de ver a que velocidad se mueven las hojas de los árboles.
Los rayos del sol parecen tardar más en llegar a la tierra durante los domingos.
Todo parece ralentizarse.
Esto se debe a que el presente no está acostumbrado a lidiar con el pasado,
y nosotros tampoco…
Por eso los domingos revivimos esos sentimientos que creíamos olvidados.
Por eso ese halo de nostalgia.
Por eso ese sentimiento de no estar donde realmente deberías.
Por eso los domingos no debes creerte ningún “te echo de menos”,
ningún “ojalá estuvieras aquí”,
Y (sobretodo) ningún “te quiero”.
Pues no serán sinceros,
serán solo ecos del pasado,
tu antiguo yo susurrándote al oído “¿Te acuerdas cuando eras feliz?”
Dicho esto,
hoy es domingo,
y te echo de menos…
Peraltucho